Aunque se trata de un editor sencillo, Vim puede ser algo difícil de aprender. ¿Por qué perder el tiempo aprendiendo a usar un editor tan extraño y viejo?
Hay dos versiones: Vi y Vim (Vi improved). Los dos funcionan igual, pero Vim tiene más funcionalidades, aunque también ocupa más espacio. Vi está instalado en la mayoría de ordenadores con GNU/Linux. Si administras sistemas informáticos, es raro encontrar tu editor favorito en un servidor aleatorio, pero Vi está casi siempre ahí. Sabiendo cómo funciona puedes salir del paso y editar rápido archivos en ordenadores sin interfaz gráfica.
Vim es un editor que te ahorra tiempo cuando lo sabes usar, pues no tienes que despegar las manos del teclado para agarrar el ratón. Claro, aprender a usar un editor modal como Vim —tiene varios modos: normal, inserción...— no es sencillo, pero el esfuerzo a la larga vale la pena. Yo diría que es de los editores más eficientes que hay disponibles, y tienes la garantía de que no desaparecerá ni se le añadirán cambios muy bruscos como pasa con otros editores modernos.
Para empezar a aprender puedes ejecutar vimtutor
en la terminal si
tienes Vim instalado. Si no, se puede instalar en distribuciones de
GNU/Linux basadas en Debian con la siguiente instrucción:
sudo apt install vim