Hay cosas que no debemos divulgar: el jaqueo de un sitio web, la compra de criptomonedas y de oro, un robo, etc. Para evitar ser identificados hay que usar tecnologías que permiten el anonimato (como Tor y redes privadas virtuales), pagar en efectivo y no mostrar documentos identificativos, eso está claro. Sin embargo, muchas veces olvidamos algo muy básico: cerrar el pico.
Crear una identidad digital anónima, por ejemplo, es muy sencillo: te registras con un nombre de usuario en una web usando una VPN o Tor y subes contenido. Perder ese anonimato, por otro lado, también es muy fácil: basta revelar algún dato relacionado con tu identidad real. Esas identidades digitales pueden tener datos, pero deben ser falsos. La manera de escribir también puede revelar nuestra identidad real, así que es recomendable hacer un esfuerzo para cambiar el estilo de redacción.
Las personas con las que interactuamos no deben saber nada que queramos mantener oculto, incluso aunque sean personas de confianza. Nunca sabemos si esas personas que hoy son de confianza lo seguirán siendo mañana. El estafador que vendió la Torre Eiffel dos veces, Victor Lustig, fue detenido porque su amante se puso celosa de una relación que tenía con otra mujer y decidió delatarlo.
Claro, muchas veces queremos fardar de nuestras proezas. Queremos presumir de nuestros jaqueos, queremos ostentar... Mejor no hacerlo. Es mejor ser humilde e inventarse alguna escusa. «Ese dinero me lo dio mi padre»; «tengo criptomonedas, pero poca cosa»... En resumen, lo mejor es cerrar el pico si no quieres que te pillen y tampoco quieres ser el punto de mira. No seas el tonto que presume de comprar 100 gramos de oro y se encuentra al día siguiente su casa desvalijada.
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