La versión 1.6.10 de Bullet dodger ya está disponible

En la última publicación que hice sobre Python os enseñé a crear este juego. A dicho juego le he añadido algunas mejoras y he hecho que se pueda instalar con el gestor de paquetes pip (leyendo la documentación sobre paquetes de Python https://packaging.python.org/distributing/ podéis aprender a hacerlo).

La instrucción para instalar el juego es sudo pip install --pre bullet_dodger (la opción --pre no hará falta cuando la versión 1.9.2 de pygame deje de estar en beta) pip install bullet_dodger. Esta orden instala las dependencias del juego (por ahora solo pygame) y también el juego. Una vez instalado, basta con ejecutar en la terminal bullet_dodger para jugar.

He añadido también mi juego como entrada en las siguientes páginas web para que más gente lo pueda encontrar:

Creación de un videojuego con pygame

En esta entrada, vamos a ver cómo crear un videojuego con Python y pygame. El videojuego se llama Bullet dodger. El objetivo es esquivar todas las balas que se disparen para conseguir el mayor número de puntos posibles. Cada bala disparada aumenta la puntuación en 1. El personaje se maneja con el ratón, y el juego tiene un modo de pantalla completa.

Antes de comenzar a programar, debes asegurarte de que tienes todos los materiales necesarios. Solamente necesitas pygame, Python y un editor de texto o IDE con el que te sientas cómodo. Abajo tienes la bala que utilizaremos para el juego; descárgala y ubícala en la carpeta donde vayas a programar. bullet

Paso 1: Crear ventana básica

Lo primero que hay que hacer para utilizar pygame, es importarlo. Normalmente son necesarias las librerías pygame y pygame.locals. Crea un archivo de llamado main.py e importa dichas librerías.

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¿Por qué el software privativo va en contra del espíritu educativo?

El software privativo no forma parte del conocimiento de la humanidad, porque ni siquiera se puede estudiar: permanece secreto y restringido.

La cooperación con el software privativo también está restringida. No puedes compartir sin incumplir la ley. Al no poder estudiar el código fuente, no se pueden realizar modificaciones ni averiguar cómo funciona.

La compañía de software o el particular es quien tiene el poder; no el usuario. En cualquier momento pueden dejar de desarrollar la tecnología, deshacerse de ella, subirle el precio, utilizarla para espiarte... En resumen, dejas de tener el control: estás en manos de la buena voluntad de una empresa.

Si nos centramos en el aprendizaje de programación, por ejemplo, observamos que con software privativo es prácticamente imposible. Los programas privativos impiden la colaboración de los usuarios y programadores en su diseño y desarrollo. Por lo tanto, no puedes hacer siquiera una pequeña modificación a un programa. No se aprende a programar realizando ejercicios simples y sin sentido, sino modificando software y colaborando con proyectos reales.

Las empresas de software privativo tienen mucho interés en hacer llegar sus productos a las escuelas para inculcar una dependencia hacia ellos, por eso muchas veces los dejan gratis o a un precio muy reducido. No hacen un favor a los alumnos, al contrario. Cuando a un alumno le inculcan una dependencia hacia el software privativo, le están haciendo débil frente a corporaciones cuyo único fin es aumentar sus beneficios a cualquier precio. Los alumnos que quieran aplicar lo poco que han aprendido tendrán que gastar mucho dinero para poder utilizar productos a los que dichas empresas den soporte; aún así, nunca sabrán cómo funcionan.

La conclusión que podemos alcanzar es que el software privativo es completamente incompatible con la buena educación y con la libertad de los alumnos.

También porque las escuelas deben enseñar el espíritu de buena voluntad, el hábito de ayudar a los demás a tu alrededor, cada clase debería tener esta regla: estudiantes, si traéis software a la clase no podéis guardároslo para vosotros. —Richard Stallman