Las llamadas redes de quinta generación (abreviadas 5G) están siendo impulsadas y propuestas por las grandes empresas de telecomunicaciones con una gran agresividad. Con ellas se quiere reducir la latencia, transmitir más datos por segundo y lograr una conectividad masiva de dispositivos.
Sin embargo, poco hablan quienes publicitan estas tecnologías sobre los grandes peligros que conllevan, entre otras cosas, para la salud, el medio ambiente y la libertad individual. Para las empresas de telecomunicaciones y gobiernos resulta muy rentable obtener tan grandes cantidades de datos, porque sabrán constantemente lo que hace la gente.
La tecnología 5G supondrá una mucho mayor exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia respecto a las ya existentes (2G, 3G, 4G, Wi-Fi...). Desplegar esta tecnología supone también grandes costes económicos y ecológicos asociados a la construcción e instalación de nuevas antenas, satélites y dispositivos.
Los efectos de la radiación electromagnética para los seres vivos son desastrosos: daño oxidativo, roturas de ADN de cadenas simple y doble, reducción de metabolismo celular, aumento de la permeabilidad de barrera hematoencefálica, reducción de melatonina, interrupción del metabolismo de la glucosa del cerebro, generación de proteínas de estrés... Esta nueva tecnología aumenta enormemente los niveles de dicha radiación.
Las tecnologías móviles actuales ya suponen riesgos para la salud. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer clasificó la radiofrecuencia de los campos electromagnéticos, asociados con el teléfono inalámbrico, como posible cancerígeno para humanos.
Cuatro mujeres jóvenes que llevaban el celular en el sujetador desarrollaron cáncer de mama en el área donde llevaban el celular. A falta de factores de riesgo como factores hereditarios o edad superior a los cuarenta años, concluyeron que la causa del cáncer era la radiación de los celulares.
Se ha demostrado también que el uso del celular afecta a la fertilidad de los hombres, que produce insomnio, dolores de cabeza y confusión. Existen muchos estudios que establecen una relación entre la exposición prolongada a la radiación de los celulares; otros estudios de mayor duración se están llevando a cabo en la actualidad.
Permitir el uso de una tecnología que aumenta los riesgos de salud es extremadamente imprudente. Más aún teniendo en cuenta que sus consecuencias afectarían a todos los seres vivos.
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