Escribir cualquier carácter con el teclado en GNU/Linux, rápido

Por tu trabajo o lo que sea tienes que escribir algunas veces caracteres que no encuentras dibujados en el teclado (¹, «, —, ä, ĉ, ß, ¢, etc.) o tienes alguna tecla rota. ¿Qué haces?

  1. Buscar el carácter en Internet, copiarlo y pegarlo.
  2. Usar funciones del editor de texto para insertar caracteres especiales.
  3. Buscar el código de Unicode en Internet e introducirlo con la combinación de teclas de tu sistema operativo1.
  4. Aprender cómo se escriben esos caracteres raros usando combinaciones de teclado fáciles de recordar y recurrir a ellas en el futuro.

Si tu respuesta es la 1, la 2 o la 3, deberías seguir leyendo; la mejor solución es la 4 si ya has tenido varias veces la necesidad de introducir caracteres extraños.

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Numerar líneas de poema, cada verso y cada 5 versos

Pocas veces están ya numerados los versos de los poemas que encontramos en Internet. Para la lectura no es necesaria la numeración, pero cuando se realizan análisis y comentarios de un poema largo, esta resulta muy útil. En este artículo enseño cómo numerar un archivo de texto (en el que se supone que habremos pegado el poema copiado de Internet).

Como archivo de ejemplo uso la Canción del pirata. Si queremos numerar todas sus líneas, basta con ejecutar la siguiente instrucción:

$ nl Canción-del-pirata.txt
     1  Con diez cañones por banda,
     2  viento en popa, á toda vela,
     3  no corta el mar, sino vuela,
     4  mi velero bergantín:
     5  Bajel pirata que llaman,
     6  por su bravura, el Temido,
     7  en todo mar conocido,
     8  del uno al otro confin.

     9  La luna en el mar riela,
 [...]
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El Gobierno de España promete liberar el programa Autoevaluación COVID-19

Ha lanzado recientemente el Gobierno de España una página web y una aplicación para el autodiagnóstico del COVID-19, software privativo, al menos por ahora. Dicen:

Nuestra intención es liberar el código fuente para que otros organismos oficiales puedan implementar sus propias versiones de la aplicación, cada uno adaptando la herramienta a su protocolo sanitario de autoevaluación y triaje, asegurando la accesibilidad y la igualdad de oportunidades poniendo tecnología al servicio de la lucha contra la pandemia.

Según he visto, parte del código de la página enlaza a librerías externas que se encuentran en servidores de Google. El código que se carga, aunque pertenece a una librería libre llamada Web Font Loader, está ofuscado.

Ya que tienen un correo de contacto, les he hecho llegar el siguiente mensaje con el asunto «Sugerencia de seguridad y cuestiones»:

Le he echado un vistazo al código de la página principal. No se debería ejecutar código de servidores externos, sino alojarlo todo en el propio servidor. Hablo de recursos externos como https://ajax.googleapis.com/ajax/libs/webfont/1.6.26/webfont.js, que debería ser alojado en un servidor bajo el control del Gobierno de España, no en el de una empresa de EE. UU., si es que se toman la seguridad en serio. Si no, desde el servidor de Google pueden cambiar el código en cualquier momento.

A propósito, ¿cuánto dinero público se ha invertido para el desarrollo, de esta aplicación y página web? ¿Y en los otros proyectos redundantes de las demás Comunidades Autónomas? ¿Dónde se publicará el código fuente? ¿Por qué no se ha hecho aún?

Como mencioné en un artículo anterior, esta aplicación no ofrece nada nuevo: toda la información sobre el COVID-19 se encuentra fácilmente en Internet.

Las palabras en relación a la privacidad en este caso son más bonitas que las de la aplicación de la Comunidad de Madrid, que daba a empresas privadas datos públicos de salud:

el único responsable de los datos es el Ministerio de Sanidad

Rastreo, exclusión y censura con la excusa del COVID-19

La excusa del COVID-19 se está utilizando mucho para invadir la privacidad y censurar los puntos de vista críticos mediante el uso de tecnologías digitales de empresas que pretenden sacar el máximo beneficio de la pandemia.

La cuarentena impuesta ha dejado a gente encerrada (sin empleo o con teletrabajo) y a estudiantes sin clases, pues aunque dicen que hay clases digitales, mucha gente no tiene Internet y los puntos de acceso públicos están cerrados. Los estados no hacen nada para solucionar la brecha digital.

Las empresas tecnológicas están utilizando la situación para blanquear su imagen y obtener dinero público, como han advertido ya muchos expertos. En España encontramos un caso de estos en el pago de dinero público a empresas privadas para desarrollar una página web y aplicaciones móviles en la Comunidad de Madrid cuyos objetivos son recopilar datos de sus ciudadanos y mantenerlos en manos de empresas privadas. Estos recursos ofrecen información que ya se encuentra por doquier en Internet, es decir, no aportan nada útil.

Si su objetivo hubiera sido facilitar un autodiagnóstico por Internet e informar al mayor número de personas, no habrían puesto como condición previa introducir datos personales, la página funcionaría sin JavaScript para ser más accesible (un ciego, por ejemplo, encontrará dificultades para usar la página) y no habría elementos de rastreo de Google en el código fuente. Los datos personales que recogen son el nombre, apellidos, número de teléfono móvil, DNI, fecha de nacimiento, correo electrónico, dirección completa, código postal, género y geolocalización. Estos datos privados están ahora en las manos de Google, Telefónica y Ferrovial, quienes aparecen en la política de privacidad como «proveedores y colaboradores».

Las grandes empresas tecnológicas se han puesto también de acuerdo para censurar los puntos de vista diferentes, diciendo que son noticias «falsas». Un ejemplo es la censura de la canción de rap El peor virus de Pablo Hasél en que se critica al Gobierno de España, aunque en ella no aparecía ninguna afirmación falsa. Esta ha vuelto a aparecer en YouTube tras unos días.

Asimismo, gran parte de la población está recomendando el uso de herramientas no libres para videoconferencias, cuya seguridad deja mucho que desear. Por un lado, crece el uso del malware Zoom durante la cuarentena y el de otros programas privativos. Por otro lado, también está aumentando mucho el uso de programas libres como Jitsi y Jami.

La recesión económica que está produciéndose supone numerosas dificultades para todos los sectores, incluido el tecnológico.